La luz de la mañana entraba amenazante por ese resquicio que la cortina no había cubierto, dándole así en la cara. Intento abrir sus ojos pero el dolor de cabeza fue más rápido, se incorporó dejando colgar los pies al abismo que se pronunciaba ese momento. La habitación era un completo desastre, habían botellas, cigarros, mecheros, cartas de amor, fotos, todo tirado con una precisión exacta para poder salir de allí y no pisar nada.
Su pelo se inundaba lentamente, necesitaba esa ducha, ¿por qué lo había vuelto a hacer?, eso de emborracharse para dormir y no acordarse de nada no era propio de ella..
¿Y qué era propio de ella? No quedaba más que el miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario